Cris

jueves, 9 de diciembre de 2010

Las dos caras de la fiesta Mariana del ocho de diciembre



Cada ocho de diciembre en el Paraguay se festeja la fiesta Mariana más importante del calendario religioso del país el día de la Virgen de Caacupe o Virgen Maria de Caacupe, esta celebración religiosa es la muestra más profunda de la fe del pueblo paraguayo.

Pues esta virgen milagrosa tiene creyentes en cada rincón de la geografía paraguaya, y es así que los devotos, para cumplir una promesa hecha a la virgen por los favores recibidos o para pedirle un milagro la visitan peregrinando varios kilómetros a pie, hasta llegar a la basílica de la virgencita azul, como también se la conoce.

Los devotos más religiosos, se acercan hasta el santuario empujados por su fe; por su deseo de agradecer por los milagros recibidos, y mostrar su profunda devoción hacia la virgen repitiendo la peregrinación año tras año, pues como dicen algunos peregrinos “nunca se termina de agradecer a la virgencita por sus milagros”, y por los milagros es que cada nuevo año aumenta el numero de feligreses.

Pero entre los miles de personas que concurren a la capital espiritual del Paraguay, se oculta la otra cara de esta “fiesta católica”, esta parte que todos los años se ve la venta de bebidas alcohólicas, ladrones que hacen sus fechorías en el camino, en la ciudad misma, hombres y mujeres sumidos en descaro de la ebriedad, coreando canciones que nada tienen que ver con las canciones que se cantan a la Virgen.

Esa es el otro lado más sombrío de esta fiesta religiosa, prácticas que antes solo se veían en las otras metrópolis del país, niños explotados por sus padres para pedir dinero a los peregrinos, personas que fingen algún padecimiento y tratando de provocar en la gente un sentimiento de pena, y de esta manera obtener una limosna, estos actos desprecian el sentimiento de la fe hacia la Madre Celestial.

Esta es la contraparte de esta fiesta es lo que la mayoría de la comunidad religiosa trata de ignorar, rogar por las pobres almas de los herejes que ensucian o insultan con sus actos tan hermoso festejo religioso.